El desastroso regreso de Acapulco y su campaña fallida

Texto: Édgar Rogelio Reyes

Si la intención era crear polémica y dejar mal parada la imagen de este famoso puerto, el objetivo se cumplió.

El martes pasado por la tarde se presentó la nueva campaña publicitaría cuyo objetivo inicial era ser el ancla de la promoción turística de este singular destino, sin embargo, inmediatamente después de su presentación, la polémica no se hizo esperar, sobre todo en redes sociales, donde la inmensa mayoría de los internautas desaprobaron un primer comercial, en donde, a decir de la propia secretaría y del Fideicomiso Para la Promoción Turística de Acapulco (FIDETUR), se pretendía promover un concepto “innovador, fresco y disruptivo” de lo que es Acapulco.

La campaña de promoción turística, que lleva por nombre “Mom, I’m in Acapulco/Mamá, estoy en Acapulco” fue diseñada por la agencia Materiamist, y a decir de Pedro Haces Sordo, Presidente del Fideicomiso de Promoción Turística está dirigida a los “jóvenes millennials y centennials, quienes adquieren voz propia para hablarles a sus padres y abuelos, que vivieron el esplendor de Acapulco, y ahora desean escribir sus propias historias y redescubrir ese paraíso que ha regalado experiencias inolvidables”.

Se sabe que dicha campaña estuvo desarrollada por un grupo de creativos muy jóvenes que nada entienden de turismo y menos aún de lo que Acapulco representa para el desarrollo mismo del turismo mexicano. Comentarios en las redes sociales, principalmente en Twitter, dejaban ver la incredulidad de los usuarios por el bajo nivel de creatividad, superficialidad y evidente mal gusto con el que se presenta a este icónico lugar.

Mensajes como: “Si esto es Acapulco, mejor me quedo confinada otros seis meses”, de la usuaria Mora la Exploradora, dejaron en evidencia que, si la intención era presentar una cara vanguardista del destino, simplemente se logró el efecto contrario.

Fue tanto el impacto negativo, que personajes como la conductora Mónica Garza y el politólogo e internacionalista, Gabriel Guerra, hicieron manifiesta su desaprobación al twittear, la primera; “Para nada me doy golpes de pecho, pero la publicidad de Acapulco parece más un trailer de la cinta Trainspotting o la publicidad de un hotel swinger. ¿Qué les pasó? e invitaba a los demás usuarios a opinar. Mientras que Gabriel Guerra se limitó a comentar “Yo solo voy a decir que ni Acapulco, ni quienes viven y trabajan ahí, se merecen eso. ¡Qué barbaridad!”.

Por increíble que parezca, durante la presentación, el Director de FIDETUR, Abraham Garay Velázquez, señaló que “el objetivo de esta nueva imagen era conectar con los jóvenes que desean experiencias fuera de serie, más cercanas a la naturaleza, actividades trendy y, sobre todo, conocer lugares que les permitan ser y disfrutar sin tanta formalidad”.

La imagen de un destino más que damnificado

Un discurso que a todas luces contrasta con lo que percibieron los usuarios, una campaña vulgar, carente de identidad, recargada en todos los sentidos y que recuerda más al promocional de una serie de narcos, en donde se promueve la falta de reglas, la promiscuidad y el libertinaje, que una campaña de un destino turístico familiar.

Comenzando por el nombre: Mom I´m in Acapulco, una frase en inglés que en nada remite a la historia del destino, ni a nuestro país, no existe un solo elemento rescatable de esta campaña, ni la música, ni la actitud superficial de los modelos al más puro estilo de los mirreyes, ni los colores estridentes, ni las máscaras de conejo. ¿Qué tiene que ver todo eso con Acapulco o con la supuesta imagen vanguardista y glamurosa que pretendían imprimir?.

Las preguntas serían ¿esta es la imagen de un “destino paradisíaco que evoluciona sin perder su esencia”? que ofrece nuevas experiencias, atractivos y que resalta su historia. ¿Eso es lo que según Abraham Garibay y su equipo quisieron promocionar? ¿Qué acaso no existe un encargado del área de marketing que pudiera prever que este sería un golpe terrible a la imagen del destino?.

No son tiempos buenos para el turismo, y si los organismos encargados de promoverlo no ponen el más mínimo empeño por hacerlo bien, muy difícil será salir del pozo en el que nos ha hundido el coronavirus y la indolencia de las autoridades turísticas federales.