Begpackers, pedir dinero para viajar

11 Mayo de 2020 | Noticias

 

Texto: Víctor Hernández. Fotos: Archivo

 


Viajar es uno de los mayores placeres que existen; descubrir sitios, conocer distintas culturas, experimentar nuevas sensaciones; por eso mucha gente, jóvenes principalmente, hacen un esfuerzo y con mochila al hombro (conocidos como backpackers) emprenden la aventura, gastando lo mínimo en hospedaje o comida; pero ¿qué sucede si esto se hace a costa de los demás y no se deja ninguna derrama económica?.


En cualquier ciudad grande del mundo es común ver a personas en la calle pidiendo dinero, regularmente debido a su condición de pobreza o porque tienen verdadera necesidad de hacerlo; sin embargo, en los últimos años ha surgido un fenómeno que llama la atención, afectando principalmente a países del sudeste asiático (Kuala Lumpur, Bangkok, Hong Kong, Bali o Singapur), principalmente, donde viajeros recorren el orbe sin recursos propios.


No obstante, los jóvenes no son los únicos que se encuentran en dicha práctica; se ha visto a algunas mujeres de la tercera edad que sostienen letreros en Hong Kong, donde escriben: “Por favor, ayuda, necesito dinero para el billete a casa. Gracias”.


El hecho es criticable por sí mismo, pero más aún si consideramos que la mayoría de las personas que realiza estas actividades proviene de países desarrollados y esta actividad la llevan a cabo en naciones pobres.


Existen varias formas de conseguir recursos: vender fotografías o pequeños objetos decorativos, pulseras, tocar música en la calle, vender abrazos o aquellos que se cuelgan un cartel en el pecho donde solicitan recursos monetarios; por eso es común ver gente, mayormente de raza blanca, en Malasia, Bali o Bangkok, con ropa de buena marca, cargando una MacBook Air y celulares de última generación, pidiendo dinero.


Justo por las implicaciones éticas, morales y económicas de este fenómeno, Maisarah Abu Samah, una mujer de Singapur, hace un tiempo subió a su cuenta de Twitter, escandalizada, unas fotografías en las cuales se veía a dos parejas de turistas que pedían limosna en la calle.


Los primeros estaban sentados en el suelo detrás de un cartel que en inglés decía: “Ayúdanos con nuestro viaje alrededor del mundo”, junto con varias fotografías que estaban vendiendo. La otra pareja se encontraba tocando la guitarra y la armónica junto a un cartel similar.


Las fotografías se hicieron virales así que Maisarah fue entrevistada por el canal de televisión France24, comentando lo siguiente: “Encontramos muy extraño que se pida dinero a la gente para pagar un viaje. Vender cosas en la calle o pedir no está bien considerado en nuestro país. Y estos jóvenes no tienen pinta de tener ninguna necesidad. Y precisamente ese es el detalle, porque para muchos viajar por el mundo no es un derecho, sino un lujo que pocos tienen la suerte de disfrutar.


Incluso ya han surgido personajes “célebres”, como el caso de Benjamin Holst, un viajero alemán al que se conoce en varias zonas de Asia como "el hombre de la pierna hinchada" (sufre macrodistrofia lipomatosa) y que es famoso por llevar varios años recorriendo el mundo gracias a las limosnas acumuladas en sus paradas; acusado por muchos de los testigos de aprovecharse de su enfermedad para recaudar dinero en la calle y así seguir viajando, fue detenido en el 2016 en Indonesia, donde se habla de la existencia de una lista negra de begpackers.


Ninguna derrama económica deja

El fenómeno tampoco es nuevo, ni exclusivo del oriente de Asia, de hecho, se ha extendido a América Latina y a nuestro país; gracias a las redes sociales se sabe que, en San Cristóbal de las Casas, en Chiapas, es común ver a jóvenes europeos o americanos vendiendo postales y pulseras en las calles y las plazas haciendo una competencia desleal a la gente local para poder pagarse unas cervezas en la noche. Se sabe incluso que los begpackers tienen un sitio web llamado Fund My Travel (Financia mi viaje), que les permite financiar experiencias significativas de viajes.


Como una forma de respuesta, el malestar que este tipo de “turistas” causa a la población es desahogado en un grupo de Facebook, donde se comparten fotografías y cuentan cuál es la manera de reunir fondos. En una de las imágenes compartidas, critican a dos jóvenes que piden dinero con ropa y zapatos en perfecto estado colocados cerca de un mendigo local al que le faltaba un brazo y una pierna.


Debido a esta situación, distintas instituciones públicas y ONGs han decidido intervenir, manifestando su total desacuerdo con esta forma de turismo, e incluso las autoridades de la mayoría de los destinos más frecuentados por begpackers han reaccionado enviando quejas a las embajadas de los respectivos países de origen, como el caso de la isla de Bali, Indonesia, donde de momento, no se han impuesto penas legales o económicas, pero podría ocurrir en un futuro próximo; aquí el grado de hartazgo fue tal, que el gobierno anunció, en un comunicado oficial que ya no dará asistencia a los visitantes sin medios financieros para continuar su estancia.


Setyo Budiwardoyo, Jefe de Inteligencia de la Oficina de Inmigración de la isla, dijo que: "a los extranjeros que se queden sin dinero o que pretendan hacerse pasar por mendigos, los llevaremos a sus respectivas embajadas". Pero los infractores no enfrentarán cargos legales, solamente serán deportados si se involucran en actividades criminales.


Esta práctica se presta para confundir a jóvenes que ven el problema de dinero fácilmente resuelto, cuando no deja de ser una solución equivocada. Viajar de forma económica requiere de aspectos básicos, no solo de dinero sino de predisposición al trabajo. Pedir limosna para conocer países gravemente afectados por la pobreza, además de una gran frivolidad, es una actividad indecorosa, que no deja derrama económica y hasta cierto grado, peligrosa, por todas las implicaciones que conlleva.