Las principales cadenas de noticias internacionales dan cuenta de los múltiples problemas que existen en el mundo; en particular, muestran imágenes de la inseguridad que se vive en México. Mientras tanto, en Siria, los bombardeos están a la orden del día; en Francia, Inglaterra y Alemania, el terrorismo se hace presente.
Paralelamente Odebrecht, el conglomerado brasileño, aparece y envuelve en una ola de corrupción a empresas mexicanas y de 10 países latinoamericanos más, en donde muchos funcionarios acusados se pasean libres, en una expresión más de la impunidad.
Los ciudadanos observan y no dan crédito a este sinfín de imágenes que amenazan, además, en convertirse en algo cotidiano. Por otra parte, el Presidente Donald Trump, en Estados Unidos, arremete contra los indocumentados, castiga a sus aliados comerciales y amenaza con cerrar las fronteras.
Toda esta amalgama de acciones, reacciones y circunstancias, tiene un efecto directo en la población, desde el más humilde trabajador, hasta el más encumbrado de los empresarios; nadie se salva de los efectos de una economía donde, los que tienen el dinero, ponen a salvo sus capitales, los dirigen a mercados estables, seguros, pero sobre todo, a donde les ofrezcan mejores ganancias.
Los especialistas afirman: “…en la medida en que México reduzca su inseguridad, corrupción, impunidad y aumente sus niveles de transparencia, mejorará su IED, la cual permite una inyección de recursos a gran escala, destinados a fortalecer sus finanzas, en una economía donde el turismo juega un papel fundamental y una oportunidad apreciable por los inversionistas.